Un día, Scottie Scheffler volvió al triunfo. No solo ganó, sino que lo hizo con la autoridad que solo el mejor del mundo puede demostrar. Abrió el CJ Cup Byron Nelson con 61 golpes, y todo lo que siguió fue casi anecdótico en el torneo. Scheffler volvió a ser esa máquina de jugar al golf que nos deleitó en 2024, quedándose con siete títulos en el año, incluidos el Players, el Masters y los 29 golpes en los últimos nueve hoyos en París que le valieron la medalla de oro olímpica.
El accidente doméstico que sufrió en Navidad no le permitió comenzar el año de la mejor manera, pero poco a poco fue reencontrando su mejor nivel. El putter parecía no acompañarlo en la primera parte del año, pero aun así terminó en el cuarto lugar en Augusta. Esta semana en Dallas fue diferente. En el torneo donde, hace 11 años, por primera vez sintió lo que era clavar el tee en el hoyo 1 de un evento del PGA Tour —cuando aún era juvenil—, Scheffler desplegó todo su repertorio para lograr el título número 14 de su carrera, derrotando por ocho golpes al sudafricano Erik Van Rooyen. Este jugó de forma fantástica, pero comenzó el día final a ocho golpes, sabiendo que solo debía conservar ese segundo lugar, cosa que finalmente consiguió.
Una exhibición de Scheffler, cuyo juego parece haber vuelto a su mejor forma en el momento ideal del año. En los próximos 70 días disputará los últimos tres majors del año, y este Scheffler es una mala noticia para el resto.