Las historias que cada año nos regala este juego son simplemente increíbles. Hace algunos años, Ben Griffin decidió dejar el golf competitivo porque sentía que su nivel no estaba a la altura de lo que exige el PGA Tour. No fue una decisión fácil, porque todos sabemos que en este deporte siempre hay revancha, y uno nunca sabe cuándo se produce ese click que cambia la vida. Pero Griffin lo tenía decidido: dejó la competencia y comenzó a trabajar en bienes raíces.
Sin embargo, un día pasó por un driving range y decidió intentarlo una vez más. No pasaron cinco años y Ben Griffin no solo llegó al PGA Tour, sino que ya ganó dos veces en 2025. La primera fue hace algunas semanas, en compañía de su amigo Andrew Novak, pero esta vez lo hizo jugando solo. Cualquier victoria es válida en el Tour, pero cuando uno gana en equipo, queda la sensación de que aún falta ganar de manera individual.
El domingo, en el Colonial Country Club, uno de los lugares más tradicionales del golf en Estados Unidos, Griffin se quedó con la edición 79 del Charles Schwab Challenge, al imponerse por la mínima diferencia sobre el alemán Matti Schmid. Ambos comenzaron igualados en la punta, pero Griffin salió inspirado: anotó águila y birdie en los primeros dos hoyos, lo que le dio rápidamente una ventaja de tres golpes. La diferencia se estiró a cinco cuando Schmid cometió algunos errores, y todo parecía encaminado para Griffin. Pero ya sabemos que ganar no es fácil en el Tour.
Después del hoyo 2, no volvió a hacer birdies y tuvo que esforzarse al máximo para salvar el par en los hoyos 14 y 15, lo que le permitió mantener una ventaja de tres golpes. Sin embargo, voló el green del 16, su rival dejó la pelota dada y la diferencia se redujo a un solo golpe.
El par 4 del 17 es de los más cortos de la cancha, pero si no se pega desde el fairway, se complica. Luego de un gran golpe de salida, Schmid apuntó a la bandera —ubicada detrás del búnker—, pero la bola no alcanzó el green y quedó enterrada en la arena. Griffin, desde una posición incómoda, logró llegar al green y su par lo dejó con dos golpes de ventaja y uno por jugar.
En el hoyo 18, Schmid voló el green y estuvo a punto de irse al agua, mientras que Griffin, tras su segundo golpe, quedó en una postura difícil, con los pies en el búnker y la pelota en el rough. Aun así, la dejó a poco más de un metro. Parecía todo resuelto, pero Schmid embocó un putt increíble y obligó a Griffin a hacer el suyo. No dudó, y en menos de un mes levantó su segundo trofeo en el Tour.
En Bélgica ganó un noruego que había estado cerca de dejar el golf. En Texas fue Griffin, que no hace mucho vendía casas, quien celebró un triunfo. Este juego no deja de sorprender.