De principio a fin, el RBC Canadian Open fue raro. Ya el viernes, el campeonato se había quedado sin su principal figura cuando Rory McIlroy firmó 78 y quedó fuera del corte. El norirlandés, que todavía parece seguir festejando su triunfo en el Masters, no está cómodo con su driver, y ese tema lo tiene preocupado. De cara al US Open, no es nada bueno llegar a Oakmont sin confianza desde el tee.
El domingo, el suspenso se mantuvo hasta el final y llegó un momento en que parecía que nadie lo quería ganar. Primero apareció la gran ronda de Grillo, que llegó a 8 bajo par en el día, -14 total, al tee del 16. Un par de birdies más le daban una pequeña chance, pero el doble bogey en el 16 lo frenó y terminó con 65. Otra semana en la que el argentino muestra buenas señales: primero, los 30 golpes de vuelta en la segunda ronda de la qualy del US Open para entrar con lo justo; luego llegaron los 31 golpes en los segundos nueve hoyos del viernes, que le permitieron superar el corte; y ayer fue todo perfecto hasta el 16. Veremos qué pasa esta semana en Oakmont.
Luego apareció el 62 de Burns, que puso ese número de 18 bajo par en la casa club y se sentó a esperar. De a poco se fue quedando sin rivales. Primero fue Cameron Young, otro que pasó la qualy del US Open y parece haberse reencontrado con su juego. Un gran día final lo llevó al último capítulo necesitado de un birdie para igualar a Burns. Se pasó con el segundo golpe en el par 5 final y no se recuperó bien desde allí. Al final, fue Ryan Fox el único que emparejó la marca de Burns con un birdie en el hoyo final.
Ambos volvieron al 18, y allí fue Burns quien tuvo la chance desde poco más de metro y medio para ganar, pero falló el putt. El desenlace llegó en la cuarta visita al hoyo 18, y allí Fox, con dos putts, logró el birdie que le dio la victoria. La segunda en poco más de un mes, lo que lo pone como uno de los mejores del momento.
