No fue una exhibición del mejor del mundo, pero sí otra actuación sólida que, con la complicidad del día final de Robert MacIntyre, se transformó en la quinta victoria del año para Scottie Scheffler.
El escocés punteó desde el primer día cuando se despachó con una ronda de 62 golpes dando una clase magistral de putt, embocando desde distancias impensadas y dejando al segundo a 4 golpes. MacIntyre no soltó la punta, pero el sábado ya tuvo que jugar con Scheffler en el grupo final y el comienzo fue nervioso. Se recuperó, volvió a embocar un tremendo putt en el 18 y la diferencia para el día final fue de 4 golpes a su favor.
El domingo el inicio volvió a ser nervioso, pero esta vez no se recuperó. Dos bogeys de entrada, otro más en el 5 y el torneo ya estaba igualado. MacIntyre no podía acertar los fairways (solo uno en la ida, y con hierro), mientras que Scheffler, sin hacer demasiado y desperdiciando varias chances, se puso al frente. Parecía que iba a ser un paseo después del birdie del 11, pero los inesperados tres putts del 12 y los mucho más sorprendentes tres putts del 14 le pusieron algo de suspenso al final.
Todo se aclaró en el 17, cuando con uno de ventaja para Scheffler, ambos fallaron el green del difícil par 3. A lo Tiger, Scheffler embocó un approach casi imposible y llegó al 18 con dos de ventaja, diferencia que terminó siendo la final.
Fue la quinta victoria del año, la número 18 de su carrera, su decimotercer campeonato consecutivo terminando entre los 8 mejores y su decimoséptima ronda consecutiva por debajo de 70 golpes. Un fenómeno que saca cada vez más ventaja sobre el resto y que parece no detenerse.
