No es sencillo describir lo que representa Altos de Chavón, parte de Casa de Campo en la República Dominicana. Un pueblo de estilo medieval construido a mediados de la década del 70 en la cima de los acantilados del río Chavón, inaugurado con un recital de Frank Sinatra y Carlos Santana en su anfiteatro con capacidad para más de 6.000 personas. Un lugar absolutamente único e indescriptible, que refuerza el carácter singular de Casa de Campo como resort. Restaurantes, boutiques, tiendas y una pequeña iglesia hacen de Altos de Chavón uno de esos sitios que hay que visitar al menos una vez.
En ese entorno, hace poco más de un cuarto de siglo, la gente de Casa de Campo le encargó a Pete Dye el diseño de una cancha de golf. Así nació Dye Fore.
Tres recorridos de 9 hoyos —Chavón, Lagos y Marinas— cada uno con características bien diferentes. Puesto a elegir, me quedo con Chavón y Marinas, donde se encuentra el sello de Dye en varios pasajes. Como su nombre lo indica, Chavón es el recorrido más cercano al río, con cinco de sus nueve hoyos construidos sobre acantilados de más de 100 metros de altura. La cancha abre y cierra con dos par 5, pero para mi gusto, los par 3 del hoyo 3 y el hoyo 6 se llevan todas las palmas.
Marinas también abre con un par 5 y alcanza su punto más alto al llegar al green del hoyo 3. Ese par 3 es el punto más elevado del lugar, y desde allí se puede ver por primera vez el mar, la marina de Casa de Campo y la desembocadura del río Chavón. El par 4 que sigue, todo en bajada y doblando a la izquierda, es difícil de jugar; no tanto por su diseño, sino porque cuesta concentrarse: las vistas son espectaculares.
Lagos, por su parte, está construida sin grandes vistas panorámicas, rodeada de casas. De ese recorrido me quedo con el par 5 del hoyo 6 y el par 3 del hoyo 7.
Casa de Campo ofrece muchísimas experiencias al visitante, pero una de ellas es verdaderamente única: Altos de Chavón es un lugar que hay que visitar… y, de paso, jugar al golf en una cancha inolvidable.
