04. MAL AMBIENTE

Europa 11.5 vs USA 4.5


Mucho se habló del público de Nueva York y de lo hostil que podía ser durante la Ryder Cup. El viernes habían estado ruidosos, pero el sábado cruzaron la raya de todo lo esperado y el objetivo fue Rory McIlroy. Ni siquiera eso pudo cambiar la historia.

Tres parejas cambió Bradley con respecto al viernes por la tarde y mandó en el primer match a Thomas con Young, que se encontraron con Lowry y McIlroy. Decíamos que el público lo insultó de todas las maneras posibles a Rory, que en un momento decidió parar el juego y no seguir hasta que no hubiera un poco de calma. Allí apareció su amigo Lowry para calmarlo, apuntalarlo y embocar algunos putts que llevaron el match igualado al 14. Allí McIlroy embocó desde 3 metros, Thomas se comió la enésima herradura para los americanos. Se pusieron arriba, intercambiaron birdies en los siguientes 3 hoyos y los visitantes cerraron con otro birdie en el 18 para quedarse con el punto.

Si el primer match estuvo calentito, el segundo casi explota. DeChambeau, junto a Scheffler frente a Fleetwood y Rose, fue algo extraordinario de ver. Los americanos iban 9 bajo par en 16 hoyos y allí perdieron el partido. Arrancaron 6 bajo par en 6 hoyos y solo estaban 1 up de los europeos. A partir del 7 fue una exhibición de los ingleses, en especial de Rose, que hizo birdie en el 7 para igualar el match y en el siguiente, con la pelota todavía rodando a más de un metro del hoyo, la caminó sabiendo que la había embocado. Tomó la posta su compañero, que logró birdies en el 10, 12 y 13; Rose bajó el 14 y quedaron 3 up con 4 por jugar. En el 15 casi vuela todo por el aire cuando Rose le pidió de mala manera —él mismo lo reconoció— al caddie de DeChambeau que se corriera de su línea. Embocó Rose, respondió el científico y el cruce cuando salían del green fue de alto voltaje. Por suerte, el caddie de Fleetwood, que mide casi dos metros, puso paños fríos al tema y todo terminó en el 16 con el segundo punto para los de Donald.

El único punto para USA llegó de la mano de J.J. Spaun —no entiendo cómo no jugó los foursomes— y Xander Schauffele, que cerraron con dos birdies de Spaun para dar vuelta el match y ganar en el 18, dejando sin invicto a Jon Rahm, que volvió a jugar con Straka.

Cantlay y Burns fueron otra vez al match final y todo estaba listo para que Fitzpatrick y Hovland fueran sus rivales, pero el noruego se resintió de una vieja lesión en el cuello y, a poco de comenzar el juego, fue reemplazado por Tyrrell Hatton, que tenía pensado tener la tarde libre. Un match que se decidió en el 18 y en donde en los primeros 17 hoyos habían empatado 15. Los europeos ganaron el 9, los locales el 14, pero en el 18 los dos ingleses la dejaron dada y se llevaron el punto final.

Una ventaja nunca vista en la historia moderna de la Ryder Cup. Una ventaja que nadie esperaba antes de empezar. Una ventaja que parece imposible de remontar, pero esto es golf y hay que jugar hasta que se termine. Algo que podría suceder temprano el domingo.

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