05. OAKMONT COUNTRY CLUB

Pittsburgh, Pennsylvania

No sé si alguna vez van a tener la oportunidad de jugar en Oakmont, pero si la tienen, les doy un solo consejo: no se equivoquen al elegir el tee de salida, porque la van a pasar mal. Mal ya está asegurado, pero si quieren jugar desde más atrás de lo que les corresponde, la tortura puede ser extrema.

Mi primer contacto con Oakmont, sede del US Open este año, fue en 1994, cuando fui a cubrir el torneo para FM Horizonte. Calor como nunca había sentido, y una cancha como jamás había visto hasta ese momento. Oakmont es una combinación de fairways angostos, rough muy penalizante y los greens más rápidos que puedan imaginar, con el agravante de que el movimiento de los mismos los hace casi injugables.

No crean que esto es solo cuando se juega algo importante allí: los propios socios se quejan porque la USGA los pone un poco más lentos de lo que ellos los juegan durante el año. Aquel año ’94 fue victoria de Ernie Els en play-off sobre Loren Roberts y Colin Montgomerie, y 13 años más tarde volví para vivir de cerca el inolvidable triunfo de Ángel Cabrera. Ese año, el score ganador fue de 5 sobre par, con solo 7 rondas por debajo del par en toda la semana.

El US Open volvió allí en 2016, y Dustin Johnson se quedó con el triunfo, en una cancha mucho más fácil por las lluvias que cayeron durante la semana del campeonato. DJ ganó con un score de 4 bajo par esa semana, luego de que le pusieran una multa al terminar, en uno de los hechos más bochornosos en la historia de las reglas en los grandes campeonatos.

Oakmont es una de esas canchas que no te da respiro jamás, donde la más mínima distracción termina en desastre, y cuando se juega del lado equivocado en los greens, los tres putts están casi asegurados. Quizás el par 4 del hoyo 2 sea el único descanso en la ida, y el 14 en la vuelta, pero el resto es una pelea constante.

El par 4 del 3 tiene uno de los greens más difíciles de acertar que jamás haya visto, el par 3 del 8 puede medir hasta 290 yardas (Cabrera pegó madera 3 el domingo y se fue con birdie allí en 2007), el 9 es un par 5 transformado en par 4 para el US Open, con golpe de salida casi ciego y un green tan grande que la parte de atrás sirve como putting green para el campeonato. El green del 10 es casi imposible de acertar, lo mismo que el fairway del 12.

El final es fabuloso, y el 17 es uno de los grandes par 4 cortos que hay en el golf. Los más atrevidos intentarán llegar al green, mientras que los que no arriesgan enfrentan después un segundo golpe de precisión extrema. El par 4 final lo recordamos todos por el bombazo que pegó Cabrera en 2007, y tener que hacer 4 para ganar es una tarea difícil.

Para que tengan una idea de la dificultad de Oakmont, en el vestuario de caballeros hay un frasco en donde cada jugador deposita un dólar antes de salir a jugar. Aquel que logre hacer par en los hoyos 1, 3, 8, 15 y 18 en la misma ronda se lleva todo lo que hay en el frasco. Muchas temporadas han terminado y el pozo quedó sin dueño, para alegría de los que cuidan el vestuario, que se lo llevan de regalo de fin de año.

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