Luego de muchas frustraciones, Tommy Fleetwood se dio el gusto de levantar su primer trofeo en el PGA Tour y nada menos que el Tour Championship, que además le valió el título en la FedEx Cup y un cheque de 10 millones de dólares.
East Lake volvió a ser sede del cierre de la FedEx Cup, pero esta vez el torneo se jugó sin hándicap, a diferencia de los últimos años. Se puede discutir si es justo o no que el ganador del último torneo se quede con el premio mayor, pero así son los playoffs, y para mí este sistema es bastante mejor que el anterior.
Fleetwood arrancó el día final igualado en la punta con Cantlay, y el comienzo del norteamericano debió darle cierta tranquilidad al inglés. El bogey en el hoyo 1 de Cantlay era probable, pero resultó realmente extraño verlo hacer cuatro putts en el 2. A partir de allí, Fleetwood jamás dejó de ser líder. Aunque anotó un bogey en el 5, se recuperó enseguida con birdies en el 6 y 7.
Un mal swing con el driver en el 10 provocó otro bogey, pero Cantlay lo ayudó nuevamente: tras un gran birdie en el 10, hizo bogey en el 11. Eso pareció darle un nuevo impulso a Fleetwood, que jugó los hoyos 12 y 13 de manera impecable, con birdie en ambos, sacando una cómoda ventaja. Adelante, nadie destacaba demasiado: Scheffler tiró fuera en el 1 y al agua en el 15, embocó poco e igual hizo 68, aunque se lo notó incómodo durante toda la semana.
A Tommy solo le quedaba una prueba por pasar: el golpe de salida en el 15. El difícil par 3, que vio a 11 de los 30 jugadores ir al agua el domingo, es uno de los hoyos más complicados del año, pero Fleetwood la puso en tierra firme, y el bogey no lo perturbó, ya que Cantlay anotó bogey en el 16 y la diferencia volvió a ser de tres golpes. Había que terminar sin sobresaltos, y Fleetwood lo hizo. Al par del 17 le sumó un golpe de salida perfecto en el 18 y, cuando la subió al green con el tercer golpe, respiró aliviado. Una victoria más que merecida para un gran jugador y uno de esos muy queridos en el vestuario. Todos sus amigos —Rose, Hall, Lowry— lo esperaban detrás del green del 18 para abrazarlo. El maleficio se rompió, y Fleetwood lo hizo con estilo.
