Luego de que Luke Donald diera a conocer los seis jugadores que completaron el equipo de Europa para la próxima Ryder Cup, aparecieron declaraciones de Sergio García que sorprendieron a todos, incluidos varios jugadores europeos y el propio capitán.
El español, de 45 años y máximo anotador de puntos en la historia de la Ryder Cup, dijo sentirse “desilusionado por no haber sido convocado, que se bajaba del torneo de Irlanda porque no debía estar allí si no era parte del equipo, y que se tomaría un tiempo para descansar y estar con su familia”.
Como muchos, quedé sorprendido por las palabras de García, que parece superarse cada vez que habla. Intenté entender sus razones para estar triste, pero no encontré ninguna.
García juega desde 2022 en el LIV, lo cual le impide competir en el PGA Tour, pero sí podía hacerlo en el DP World Tour y así sumar puntos para el ranking europeo. El año pasado, 16 de los 17 jugadores europeos sancionados por el DP World Tour por haber jugado el LIV pagaron sus multas y volvieron a competir. El único que no lo hizo fue García, que se negó a pagar. Finalmente accedió, pero jugó un solo torneo (BMW International Open) y no pasó el corte.
En 2024 participó en tres de los cuatro majors: no pasó el corte en el Masters, terminó 67° en el PGA Championship y 34° en el Open. En el LIV finalizó 9° del ranking anual, con una victoria y tres top 10. Su posición final en el ranking de Europa para la Ryder Cup fue 140°.
Alguien podrá pensar que sin jugar torneos que otorgan puntos era imposible sumar. Sin embargo, el ejemplo más claro de que sí se podía es Tyrrell Hatton: también jugador del LIV, pagó su multa, disputó majors y torneos del DP World Tour y quedó entre los seis clasificados en forma automática.
Con esta radiografía, solo puedo imaginar que Donald haya conversado con García y le diera alguna expectativa de ser parte del equipo. Pero las declaraciones del capitán esta semana en Irlanda dejaron en claro que nunca estuvo en la consideración. Solo la amistad entre ambos —fueron compañeros en varias Ryder Cups— y la excepcional trayectoria del español habrán llevado a Donald a llamarlo para comunicarle que no iba a ser elegido.
Nadie, y cuando digo nadie en su sano juicio, pudo haber pensado que García jugaría en Bethpage. McIlroy también fue claro al respecto cuando lo consultaron.
Un García en plenitud podría ser importante para Europa. El actual está lejos de su mejor nivel y, además, hubiera sido blanco fácil del público neoyorquino. Basta recordar lo que pasó en el US Open de 2002 con su famoso “tic” de grip, cuando el público lo desestabilizó contando las veces que lo repetía. Hoy, con el antecedente del LIV y sus declaraciones de los últimos años, hubiese sido el centro de las burlas.
Me da pena que un fabuloso jugador como Sergio García termine su carrera de esta manera: sin poder disputar la semana que más lo divertía, en la que brilló como pocos, y que ahora parece darle la espalda.
Si algo deja claro esta historia, es que no todo es dinero en esta vida.
