Última reflexión referida a la Ryder, y les prometo que no los taladro más con el tema. Luego del viernes las preguntas de los analistas empezaron a sonar más fuerte. Cuando terminó la jornada del sábado, eran todas señales de alarma. El domingo a la noche todos volvieron a hacer y hacerse la misma pregunta de siempre: ¿cómo hace Europa para haber ganado 11 de las últimas 15 Ryder Cups? ¿Cuál es el sistema que aplican los europeos para una y otra vez vencer a los americanos, que otra vez en los papeles figuraban como favoritos?
La respuesta más sencilla sería: los europeos embocan más putts que los americanos. Esto podría servir para explicar una derrota, quizás dos, pero 11 de 14 ya requiere buscar otra respuesta. La mejor noticia para Europa es que su sistema no se puede copiar ni tampoco comprar.
No creo que haya que buscar una explicación en ningún otro lado que no sea repasar la historia moderna de la Ryder Cup para poder encontrar la respuesta, que para mí es muy sencilla y tiene que ver con el porqué juega cada equipo.
Basta un ejemplo para empezar a entender. En 2014, y luego de la derrota en Gleneagles, un equipo americano fue capaz de faltarle el respeto a su capitán durante la conferencia de prensa posterior a los matches. Mickelson, en una muestra más de lo que siempre fue —y hace poco terminó de mostrar—, interrumpió la conferencia de prensa en donde estaba todo el equipo presente para decir que no estaba de acuerdo con cómo Tom Watson se había manejado como capitán. No sé si tenía razón o no, pero eso se dice dentro del vestuario y no en público. No se le falta el respeto a un capitán, y mucho menos a una leyenda como Tom Watson. Jamás van a ver que algo así suceda con los europeos.
Los del Viejo Continente nacen soñando con formar parte del equipo. Matt Wallace no paraba de llorar cuando perdió el European Masters y sabía que no sería elegido. Rasmus Højgaard tenía que terminar top 29 en el British Masters para asegurar su lugar en el top 6 del ranking. Antes de salir a jugar la última vuelta confesó que no podía poner la pelota arriba del tee en el 1 por los nervios. La Ryder Cup es para ellos lo máximo que pueden alcanzar, y se nota.
Los europeos juegan por algo más importante. Juegan para honrar las leyendas del pasado, para forjar su propio legado y para transmitirles a los que vienen esa mística que no se puede comprar. Este año, los europeos llevaban debajo del logo de sus remeras, del lado de adentro, la figura bordada de Seve. Cada cuatro años le toca a Europa organizar la Ryder Cup, y es allí donde el hoy llamado DP World Tour recauda para sobrevivir económicamente los siguientes cuatro años. Los jugadores lo saben y también juegan por eso: para que los futuros jugadores tengan un tour donde poder desarrollarse. Por todo esto juega Europa.
Del otro lado es diferente. No piensen ni por un momento que a los jugadores estadounidenses no les importa perder. Se quieren matar cada vez que escuchan el “Olé, olé, olé, olé”, pero cada vez se les complica más poder ganar. Hace 32 años que no ganan en Europa; desde que se unió el continente en 1979, el récord favorece a Europa con 13 victorias, 9 derrotas y 1 empate. Y, como les decía antes, han perdido 11 de las últimas 14. Nadie parece tener la fórmula para cambiar la historia, pero de lo que sí estoy seguro es que no será copiando la de los europeos. Sencillamente porque ese sentimiento que nació a comienzos de 1982, cuando Tony Jacklin tomó las riendas del equipo, cuando convenció a Ballesteros de que volviera a jugar, cuando logró que la PGA de Europa le diera al equipo lo que necesitaba, y que se fue forjando a base de esfuerzo y de un tremendo deseo de derrotar a los americanos, simplemente no se puede comprar.
Lleva décadas de gestación y cada nuevo integrante que llega al equipo lo hace sabiendo de la mística que se respira allí adentro. Podrán ganar los norteamericanos en Irlanda en dos años, porque un equipo con esos jugadores puede ganar siempre, en cualquier lado y contra cualquier rival, pero deberán encontrar su propia fórmula.
Una que no se copia ni se compra en Amazon.
Una que empieza por el respeto a los que vinieron antes.
Una que se forja con el tiempo y las ganas de lograrlo.
