De Vuelta

En 1981 la USGA instituyó un nuevo campeonato reservado para jugadores aficionados mayores de 25 años. Así nació el U.S. Mid-Amateur, como una forma de darle competencia a los jugadores que, luego de su etapa universitaria, decidían seguir siendo amateurs y que quedaban en clara desventaja para competir con los universitarios.

Estos jugadores, que repartían sus vidas entre sus trabajos y su pasión por el golf, encontraron en el Mid-Amateur el marco perfecto para seguir manteniendo viva la llama de la competencia, pero en igualdad de condiciones. Para entender el dominio de los jugadores universitarios en el U.S. Amateur basta saber que, desde 1980, solo cuatro jugadores que no estaban en la universidad han ganado el máximo torneo amateur de Estados Unidos, siendo John Harris el último en lograrlo, en 1993.

En 1988 el Masters cursó una invitación al ganador del U.S. Mid-Amateur por primera vez y la ha mantenido desde entonces, mientras que la USGA, desde 2017, reserva un lugar en el U.S. Open para el campeón.

La categoría Mid-Amateur fue ganando adeptos no solo en Estados Unidos, sino también en el resto del mundo. En nuestro país no solo se creó el Campeonato Argentino Mid-Amateur y el Campeonato Interclubes Mid-Amateur, sino que también existe un circuito anual reservado para los mayores de 25 años.

Todo esto, que fue creado para dar competencia a quienes decidían no hacerse profesionales, está empezando a cambiar de color, y la razón es muy sencilla: cada vez son más los pedidos de jugadores profesionales para volver a tener status de amateurs.

Veamos.

El golf profesional ha crecido en forma exponencial en los últimos 30 años. La llegada de tours de desarrollo en diferentes regiones del mundo les ha dado más oportunidades de competir a más jugadores. Hasta la llegada del Ben Hogan Tour en 1990 —hoy Korn Ferry Tour—, si no lograbas una de las tarjetas que otorgaban las escuelas, no tenías dónde jugar. Ese circuito, creado por el PGA Tour de la mano de Deane Beman —genio detrás de gran parte del éxito actual del tour—, dio lugar a que en Europa naciera el Challenge Tour (hoy Hotel Planner Tour), y lo mismo fue sucediendo en otras regiones. En 2012, el PGA Tour dio un paso más y creó el PGA Tour Latinoamérica —hoy PGA Tour Americas—, y la oferta de lugares para desarrollarse como profesional volvió a crecer.

Esto generó más oportunidades, pero también hizo que cada vez más jugadores sueñen con llegar al circuito mayor. El camino, sin embargo, es durísimo: cada año salen del sistema universitario de Estados Unidos unos 200 muy buenos jugadores con ese mismo sueño. La competencia es feroz y son muy pocos los que logran avanzar hasta el PGA Tour. Tengan en cuenta que del PGA Tour Americas al Korn Ferry pasan 10 jugadores por año; del Korn Ferry al PGA Tour, 20; y la escuela clasificatoria otorga apenas 5 tarjetas directas.

Esto se traduce en jugadores que pasan años tratando de concretar el sueño, pero que un día se cansan de intentarlo, forman una familia que deben mantener o simplemente se dan cuenta de que su nivel no alcanza para competir al máximo nivel. Estos jugadores, que suelen tener entre 30 y 35 años y que llevan unos 10 persiguiendo su sueño alrededor del mundo, son todos fabulosos golfistas que, por diferentes motivos, no llegaron, pero que no quieren dejar de competir porque, en el fondo, es lo que más aman hacer. La solución, entonces, es mandar una carta a su federación pidiendo volver a ser amateurs.

Hace poco escuché una entrevista a Thomas Pagel, alto directivo de la USGA en temas de reglas, en la que le preguntaban cómo era el proceso para que un profesional volviera a ser amateur. Pagel explicó que reciben más de 400 solicitudes por año en la USGA de jugadores que buscan volver al amateurismo y que cada caso se analiza por separado, teniendo en cuenta cómo fue la carrera profesional del solicitante. Pero dejó algo claro: cualquier jugador que haya competido en el PGA Tour tiene que esperar al menos cuatro años para volver a competir como amateur. Esa es la base, y dependiendo del historial del jugador, la espera puede llegar hasta 11 años, dijo Pagel, quien señaló que ese ha sido el máximo hasta ahora.

En la última edición del U.S. Mid-Amateur, jugada hace un mes, Brandon Holz derrotó a Jeg Coughlin por 3 y 2. Ambos jugaron en universidades de Estados Unidos, ambos pasaron al profesionalismo, ambos fueron parte de los miles que pueblan los mini tours de distintas regiones del país, ambos se quedaron cortos en sus logros, los dos decidieron empezar a ganarse la vida en otros trabajos y ambos decidieron seguir alimentando el bichito de la competencia, pero entre los amateurs.

Un escenario que, cada vez más, se repetirá en el mundo… y también en nuestro país.

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